Cuatro mitos sobre asistir a terapia psicológica 

Un problema histórico

Asistir a terapia psicológica ha sido una práctica que, como tantas, se ha rodeado de numerosos tabúes. Desde el oscurantismo de la baja Edad Media, pasando por la la Ilustración del siglo XIX, hasta hoy, la era de internet, se han elaborado distintos mitos respecto de su eficacia e importancia que han dado lugar a dudas frecuentes.

Quizá por ser un problema de tan vieja data es que ha hecho mella en el sentir colectivo, pero es bueno hacer algunas aclaraciones necesarias que nos ayudarán a comprender mejor la importancia de esta práctica.

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¿Cuáles son los mitos más frecuentes?

1. Ir a terapia es para locos:
   Aunque el debate sobre la salud mental ha ido ganando terreno en los últimos años, es conocida la idea de que asistir al psicólogo o al psiquiatra es solo para locos. Pero no debemos olvidar que organismos como la Organización Mundial de la Salud han sido enfáticos en explicar que la salud no es únicamente la ausencia de enfermedad. Esto que parece una verdad de Perogrullo cuando hablamos de nuestra salud física, pero, cuando pensamos en nuestra salud mental, muchas veces se nos olvida la recomendación de los especialistas. ¿Por qué ir al psicólogo no es de locos?: cuida tu salud mental
    
2. Ir a terapia es para quienes no tienen autocontrol:
   Desmontar este mito es tan importante como hacerlo con el anterior. Hay escuelas de pensamiento en Psicología que consideran que todos los “autos” son mitos, puesto que la elaboración de lo que consideramos “propio” o “autónomo” no existen independientemente, sino que nuestro comportamiento y condición emocional solo se puede entenderse desde lo relacional e histórico. Esa es una buena idea para desmontar este mito. Pero podemos decir algo más sencillo: quien decide ir a terapia ha optado por hacer todo lo contrario: ha tomado una decisión propia de acudir a un especialista, como aquel que, si sufre una lesión de pie, acudiría al traumatólogo.
    
3. Ir a terapia es depender de otros para solucionar nuestros problemas:
   De nuevo, podríamos empezar por desacreditar la idea de que las cosas se hacen mejor en solitario y sin conocimientos, pero es bastante claro que esa idea ha perdido fuerza en la actualidad y que todos sabemos bastante bien que el trabajo en grupo logra mejores resultados. Sin embargo, este mito es doblemente engañoso: quien decide asistir al terapeuta no solo sabe que ha tomado su propia decisión (con lo cual no dependería de nadie), sino que tampoco debemos pensar que, en la terapia, el especialista va a encargarse de nosotros. Nada más lejos de la realidad. El terapeuta normalmente acompaña y guía, pero la mayor parte del trabajo nos corresponde realizarlo a nosotros mismos.
    
4. La terapia es solo para el desamor:
   Si bien, es probable que solo en las crisis notemos la necesidad de comprender mejor nuestra salud emocional y que deseemos acompañamiento en nuestro proceso de llevar una salud mental óptima, no es cierto que la terapia psicológica sea solo para quienes han pasado o están pasado por una ruptura amorosa. Debemos recordar que no se necesita ningún tipo de crisis para atender a nuestras emociones. Cualquier momento, especialmente los de calma, son buenos para empezar nuestra terapia.

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No olvides que atender a nuestra salud integral, tanto física como mental, es importante para llevar una vida plena. Desmontar los mitos sobre su importancia también lo es.

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