Fortalecer la mente

¿Por qué es importante agradecer y cuáles son sus beneficios?

Gratitud
Sebastián Palomo
Sebastián Palomo

Psicólogo clínico

En cualquier oportunidad puedes tomarte un tiempo para agradecer por todo el aprendizaje que has tenido, sin importar si hubo más momentos malos que buenos. Agradecer es vital para continuar en el camino. Aquí te contamos por qué.

Es importante que cultivemos la gratitud para poder centrar nuestra atención en aquellos aspectos que fueron positivos durante el año, o que lo son en la actualidad.

La gratitud es el sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho, o se nos ha querido hacer, y además nos impulsa a la acción. A través de ella, reconocemos las cosas buenas de la vida, ya sean tangibles o intangibles, nos lleva a actuar en consecuencia, por lo que ser una persona agradecida equivale a sentirse más satisfecho con la vida.

Es importante entender que la gratitud no consiste en pensar que nada malo nos está pasando, invalidar o minimizar nuestro malestar emocional, sino que se trata de poder aceptar que si nos pasan cosas desagradables o que si vivimos un mal momento, al final de todo nos están pasando cosas maravillosas que merecen ser contempladas, reconocidas y valoradas.

La gratitud tiene el poder de crear un estado mental más positivo y feliz, puesto que es la práctica más efectiva para estimular los sentimientos de felicidad y cuando nos sentimos así, nuestro sistema nervioso central se ve afectado, cambia literalmente la estructura molecular del cerebro y mantiene la materia gris funcionando. Por lo tanto, somos más saludables, pacíficos y resilientes, y menos reactivos y resistentes.

Las personas que practican la gratitud, de manera continua, reportan beneficios asociados a la mejoría del rendimiento laboral y educativo, y de los hábitos del sueño; menos problemas de salud (ayuda a la disminución de la presión arterial y a tener un sistema inmunológico más fuerte), mayor optimismo, felicidad y resiliencia, mayor evocación de emociones positivas, mejoría de las relaciones interpersonales, una mayor capacidad para la generosidad y la compasión, a sentirse menos solos o aislados, y también a tener escalas más bajas de ansiedad y depresión. 

Así mismo, las personas que anotan a diario aquello por lo que se sienten agradecidos, suelen sentirse más frescos y renovados cada día al despertar.

Lo que es transformador en las prácticas de gratitud, es que el proceso a menudo cambia nuestro enfoque sobre nosotros mismos y con respecto a otras personas o nuestro entorno, y como resultado, a menudo nos sentimos más conectados con los demás, con la naturaleza, con las experiencias e incluso con la comunidad global.

Existen varias formas de cultivar la gratitud:

  • Cada mañana al levantarnos podemos tomar unos minutos para escribir los motivos por los cuales agradecemos un nuevo día de vida (por ejemplo, por tener nuestros órganos funcionando, por tener un techo, por tener comida, por tomar agua, por no tener enfermedades, por tener trabajo, por tener familia, por poder ver, escuchar o sentir, por poder caminar, por tener nuestras manos, etc...).
  • Escribir una carta de agradecimiento a alguien de nuestro pasado que haya influido positivamente en nuestra vida.
  • Elogiar a personas a las que no solemos alabar (debemos hacerlo con sinceridad).
  • Mirar por la ventana o salir a la calle y encontrar algo que apreciar como, por ejemplo, la forma en que el sol sale o se oculta, un elemento arquitectónico de un edificio y/o estructuras de la naturaleza.
  • Decirle todos los días a alguien a quien queremos, algo que apreciamos de ellos.
  • Mirarnos al espejo y pensar en algo que hayamos hecho bien recientemente o que nos guste de nosotros mismos. 

A lo largo de la vida, es importante cultivar los siguientes aspectos en nosotros mismos:

  1. La gratitud: De ella ya hablé en el punto anterior. Es importante que agradezcamos las cosas positivas, agradables y buenas que nos pasaron durante el año, día a día. Para ello, se recomienda un ejercicio sencillo, el cual consiste escribir 5 cosas por las que se sintamos agradecimiento, puede ser al inicio o final del día.
     
  2. La aceptación: Si nos ha pasado algo doloroso, frustrante o desagradable solemos quedarnos atrapados en nuestra propia mente pensando en diferentes escenarios en los que las cosas pudieron suceder de manera diferente. Sin embargo, no tenemos el poder de volver atrás en el tiempo, y la única y más sana alternativa es aceptar las cosas como se dieron, y comprender que el pasado ya es pasado.
     
  3. Vivir en el presente bajo una perspectiva de aprendizaje: Vamos aprendiendo de la vida a medida que vamos viviendo. En ese sentido, no es necesario castigarnos mentalmente por los errores que tuvimos o de las cosas que permitimos o que nos faltaron hacer. Desde una perspectiva de aprendizaje se reflexiona sobre lo vivido, se agradece por eso, y se buscan las cosas que son necesarias aprender para poder hacerlo mejor la próxima vez.
     
  4. Cultivar la toma de perspectiva: Debemos entender que todos los humanos tenemos mente, y eso implica que tenemos sentimientos, pensamientos, deseos y formas diversas de ver el mundo como producto de nuestras experiencias de vida y, todo esto nos lleva a comportarnos de una u otra manera. Esto nos invita a intentar entrar en el mundo mental de las personas con quienes interactuamos (tanto los que son de nuestro agrado como los que no), y aspirar entender de manera realista y bondadosa qué es lo que pasa, tanto por sus vidas como por sus mentes, en lugar de solo interpretar y juzgar sus comportamientos de manera superficial y maliciosa.
     
  5. Cultivar la compasión y la autocompasión: Relacionado con el punto anterior, es importante tener la motivación de cuidar de nosotros mismos y de los demás; mostrar sensibilidad, validación, comprensión y respeto ante los propios sentimientos y los de los demás; y sentir el deseo de ayudar, aliviar, reducir, o eliminar el sufrimiento propio o el del otro.
     
  6. Cultivar el perdón: El perdón nos libera del pasado. Si alguien nos ha herido tenemos la posibilidad de quedarnos atrapados en nuestra mente pensando y pensando sobre ese mal momento, pero también podemos emplear la aceptación, la empatía, la perspectiva de aprendizaje, la compasión y la autocompasión para entender que ese otro que nos ha herido está en su proceso de madurez, y que nadie que esté bien emocionalmente lastima a otros, así que podemos soltar ese mal momento y resignificarlo como una experiencia que nos da aprendizaje. 

    Así mismo, al perdonarnos a nosotros mismos por nuestros errores del pasado, podemos liberarnos del dolor, pues podremos comprendernos identificando qué sentíamos, pensábamos y deseábamos en esos momentos, y entenderemos que simplemente estamos aprendiendo a vivir y que las caídas son aprendizajes.
     
  7. Empezar a trabajar en nosotros mismos: Debemos reconocer que la felicidad no está en otra persona, sino que está en nosotros mismos, y por eso, el nuevo año es una oportunidad para construirnos y cultivarnos dedicándonos tiempo, dejando de tratarnos mal a nosotros mismos en nuestras mentes, teniendo pasatiempos, fortaleciendo habilidades y conocimientos, y trabajando fuertemente en nuestros sueños. Todas estas cosas son muestras de amor hacia nosotros mismos, y nos permiten mejorar nuestra auto valía personal.
     
  8. Tener prácticas de cuidado de nuestra salud mental: es importante tener contacto presencial o por llamada con familiares y amigos, encontrar personas a las que se les pueda contar lo que sentimos y que nos permitan desahogarnos. Es ideal abrazar a alguien en esos momentos de malestar. También es importante realizar actividades deportivas o lúdicas de manera personal, y con nuestros familiares y amigos, ya que nuestro cerebro producirá neuro transmisores que regulan el dolor y generan bienestar y felicidad.

    Cuando nos sintamos mal no es recomendable colocar música triste, pues eso reforzará nuestro estado emocional desagradable y mantendrá el foco de atención en aquello que nos causa malestar; es mejor poner música alegre o que nos haga mover el cuerpo. Finalmente, es recomendable iniciar el hábito de la meditación basada en mindfulness, pues esta técnica es un entrenamiento mental muy útil y eficaz para regular nuestros pensamientos y emociones.

¿Qué tan importante es contar con una red de apoyo para hablar, distraerse, desahogarse?

Estas estrategias hacen parte de una forma de regulación emocional llamada CO REGULACIÓN EMOCIONAL, es decir, regular nuestras emociones a través del apoyo, desahogo y consuelo que nos puedan brindar otras personas. Esto lo hacemos desde que somos bebés.

Para ello, debemos buscar el apoyo de nuestros familiares y amigos, ya que al contar con ellos y con su consuelo, nuestro sistema nervioso se regula, se fortalecen las fibras neuronales que conectan a los lóbulos prefrontales con la amígdala, nuestra sensación de confianza y seguridad hacia esa o esas personas aumentan, y por ende, nuestro vínculo afectivo se hace más seguro (teniendo en cuenta los fundamentos de la Teoría del Apego), y además, al hablarlo varias veces podemos hacer catarsis, y así nuestra mente puede organizar y darle un sentido a nuestras experiencias dolorosas, e integrar lo sucedido en nuestros recuerdos, y superar esas malas experiencias.

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