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¿Cómo sanar la herida del abandono?

¿Cómo sanar la herida del abandono?
Redacción: Porque quiero estar bien
Redacción: Porque quiero estar bien

Redactor

Compartimos los consejos de algunos expertos para identificar y tratar este tema. Recuerda que la ayuda de un especialista es clave para poder avanzar. No temas pedir ayuda.

La herida del abandono es muy común en la adultez, en medio de las relaciones interpersonales, pero su origen se da en la infancia (hasta los 3 años) cuando la figura paterna o materna se ausenta, desaparece o no está presente y causa un fuerte dolor emocional o físico en la persona. De hecho, hay especialistas que consideran que desde el embarazo se puede presentar abandono y el feto puede sentirlo a través de los cambios emocionales que experimenta la madre.

En ese momento de la vida, el niño que sufre del abandono no cuestiona las acciones negativas de sus padres. Sino por el contrario, se pregunta o piensa que esa acción surge porque algo está mal con él o porque no es suficiente para recibir amor.

Otra razón para no cuestionar a los adultos es porque el niño tiene una profunda necesidad de estar en familia y en ningún momento hay un cambio de perspectiva; sin embargo, la interpretación de la realidad cambia porque esa influencia se acomoda a una nueva dinámica, en ese sentido, también “se alteran” las experiencias, la personalidad y el carácter. 

En la adultez las cosas pueden cambiar y la persona puede entender que no fue su culpa y, en ese sentido, puede tomar decisiones como hablarlo con los papás, tomar distancia o alejarse por completo. 

Sanar esa herida del abandono es crucial para poder mejorar la manera de relacionarnos con los demás, sobre todo con la pareja. 

¿Cómo aparece la herida de abandono en las relaciones de pareja?

Sebastián N. Suck, psicólogo y escritor destaca algunas señales que indican que puede existir una herida al abandono porque la persona:

  1. Tiene una profunda y constante necesidad por la aceptación y aprobación.
  2. Todo el tiempo le rondan pensamientos y escenarios de abandono
  3. A pesar de la violencia que se pueda ejercer en la relación, se queda por miedo. 
  4. Le abruma la vulnerabilidad o mucha intimidad con alguien.
  5. Tiene una preferencia constante al espacio e individualidad.
  6. Busca atención, apoyo y sobre todo protección.
  7. Puede adoptar el roll de víctima, incluso llegando a inventarse enfermedades para recibir atención.
  8. Pide con frecuencia, por gusto, no por necesidad; ser el centro de atención.
  9. Se le dificulta funcionar sola, existe una angustia a la soledad. Y esto se agrava al ir envejeciendo.
  10. Tiene momentos de tristeza y llanto fácil.
  11. Experimenta una dificultad para aceptar un ‘NO’ por respuesta.
  12. Presenta un gusto por el sexo que se suele usar “como arma” para que la otra persona se apegue a él o ella.

¿Cómo sanar?

  • Acéptalo. Este es el primer paso para sanar esta herida, no es fácil, pero es el punto de partida para el cambio. No hacerlo significa que jamás asimilarás que la relación terminó y lo más probable es que estés unido o unida a ella emocionalmente.
  • Escríbele una carta a tu niño herido diciéndole que el abandono o la falta de cariño no fueron por ser tu o porque no fuiste suficiente, sino porque la persona que te hirió tenía sus propios dolores y no supo amar correctamente. 
  • Haz las pases con tus sentimientos y emociones. Abrazarlos es clave para poder seguir, manifiesta lo que sientes a tiempo pues ignorarlo no implica que desaparezca. De hecho, reprimirlo puede alterar la manera en la que accedes a los recuerdos. No temas llorar si tienes ganas, es una forma natural de drenar tu frustración y evita que las emociones te controlen todo el día.
  • Cultiva relaciones en las que no tengas que pedir atención o cariño. 
  • Escoge, conscientemente, y rodéate de gente que ha demostrado que les importas desinteresadamente y estarán ahí para ti.
  • Una vez elijas a las personas confía en ellas y dale a entender a tu niño interior que las cosas ya son diferentes. ¡Puedes confiar!
  • Trabaja en tu autoestima porque es normal que después de tanto tiempo de compartir con alguien se vea comprometida. Dar un manejo adecuado y a tiempo evitará episodios de depresión y ansiedad.

El acompañamiento de un especialista puede ser de gran ayuda durante este proceso. No te cierres a esta posibilidad de aprender a canalizar tus emociones. Acepta que necesitas tiempo para sanar y que el proceso no será lineal. Sé paciente y no temas enfrentarte cara a cara con tus fantasmas, es la única manera en la que lograrás ponerte de pie y decidir apostar por tu estabilidad.

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