¿Por qué las actividades culturales como ir a un concierto o a cine reparan emocionalmente?

¿Cómo te sientes al salir de un concierto, una obra de teatro o una función en cine? ¿Lo has pensado?

La evidencia científica deja claro que cualquier actividad cultural, ya sea pasiva (como espectadores) o activa (en acciones como escribir, esculpir o pintar) beneficia la salud mental en diferentes niveles, pues la cultura es un espacio de sanación. 

El País Semanal destaca una frase que dijo Billy Wilder, director de cine, guionista y productor estadounidense: “Si las películas pueden hacer que una persona olvide por dos segundos que estacionó el auto equivocadamente, no pagó la factura del combustible o tuvo una discusión con su jefe, entonces logró su objetivo”.

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¿Cuáles son los beneficios?

A nivel cognitivo, esas actividades culturales centran nuestra atención en una dispersión de datos y estímulos cotidianos que nos saturan.

A nivel emocional, estas actividades nos ponen en contacto con nuestros miedos, lo que nos permite aceptarlos mejor. La cultura nos oxigena y revitaliza poniendo en paz nuestra mente, reduciendo los niveles de ansiedad y estrés.

• Asistir a un concierto, leer un libro, perderse en un museo o ver emocionalmente una obra de teatro no solo sirve como medio de desconexión y evasión, sino también de aprendizaje y de reconstrucción emocional.
• Escribir sobre los miedos, las dudas e inseguridades sirve para ordenar las ideas y tranquilizar la mente. 
• Ver una película fortalece la memoria episódica y semántica por el esfuerzo de almacenar secuencias que se consolidarán en recuerdos. 
• La intensa reflexión sobre las cuestiones existenciales y antropológicas llevadas a cabo por los grandes directores, pintores o escritores nos proporciona referencias y conocimientos que nos estimulan intelectualmente.
• Ir a la ópera o al teatro nos anima a compartir opiniones, ideas, a desarrollar un espíritu crítico y a ser más tolerantes.
• Identificarnos con personajes similares de una película o un libro, por ejemplo, aumenta nuestra introspección y nos ayuda a conocernos; pero, al mismo tiempo, las vivencias de personajes antagónicos son un desafío al cuestionar nuestros puntos de vista.
• Escuchar música tiene un efecto beneficioso sobre las sustancias químicas del cerebro como la dopamina y la oxitocina, y puede ayudar a reducir los niveles de cortisol. 

En noviembre de 2019, la Oficina de la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud presentó un informe, respaldado por más de 3.000 estudios científicos, donde apoyó la tesis en la que se plantea que las prácticas artísticas tienen efectos positivos sobre la salud y el bienestar.

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En ese sentido, ya existen algunos casos en Europa que sirven de ejemplo y validación a lo mencionado anteriormente. Uno de ellos es la exposición Goya, en la que se exponen obras del Museo del Prado que incluyen textos mediadores que conectan con las experiencias emocionales de los espectadores. Living Museum es otro movimiento dedicado a crear espacios de arte en centros de salud mental.

Otro es la actividad lectora con pacientes aquejados de ansiedad, depresión o impotencia. Para ello son muy útiles las recomendaciones literarias o la biblioterapia porque el lenguaje estructura el psiquismo.

De acuerdo con Almudena Grandes, “la cultura es un ingrediente de la felicidad”. Es el aliado perfecto en esta transición, porque la filosofía, la literatura y las artes ayudan a comprender mejor la complejidad de la realidad humana y a reconciliarse con lo vivido.

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