Un trastorno mental no define quién eres, eres mucho más que un diagnóstico
Psicóloga clínica
Muchos usuarios llegan a consulta con el objetivo de saber qué diagnóstico tienen, y mi pregunta inmediata es: ¿para qué?
Sus respuestas suelen ser vacías y poco estructuradas, pues realmente creemos que el hecho de saber qué tenemos nos generaría mayor calma y tranquilidad, pero ocurre todo lo contrario. Nos enceguecemos al diagnóstico y, al salir de consulta, nos dirigimos al señor Google y buscamos signos, síntomas, características, consecuencias, y miles de millones de datos e información adicional que, seamos francos, ¿nos sirven?
Es importante escuchar al especialista, pues es él quien ha estudiado y tiene la experiencia con las dificultades y/o malestares que estás presentando y, solo a él le interesa saber tu diagnóstico puesto que, debido a la normatividad como prestadores de servicio de salud estamos en la obligación de brindar un diagnóstico a estas características para poder hablar un mismo idioma dentro del gremio.
Lo verdaderamente importante es identificar cuáles son las dificultades y buscar y/o brindar estrategias que permitan aliviar o disminuir este malestar. Muchas veces encontramos a usuarios que atribuyen sus acciones y/o actitudes a su “diagnóstico” y se crea un patrón comportamental que permite evocarlas sin mayor culpabilidad.
Un ejemplo de ello puede ser un adolescente que al perder un examen importante desarrolle un sentimiento de tristeza, lo cual no le permite realizar sus quehaceres y su respuesta comportamental podría ser válida dentro de lo que podríamos hacer nosotros en su posición, la dificultad radica en que en algún punto el adolescente verbalice “hoy estoy deprimido por que las cosas no salieron como esperaba y por ende no hare mis quehaceres”, entonces lo que él aprendió, realmente, fue a escapar de una situación poco agradable justificándola en un estado anímico, debido a que esto solo ocurre cuando él debe realizar sus quehaceres.
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Esto ocurre debido a nuestras creencias y cómo actuamos frente a ellas, en ocasiones creemos que tener un diagnóstico psicológico acabará con nuestras vidas, pero lo cierto es que no es el diagnóstico, es lo que se hace con él. Podemos pensar mil cosas diferentes, pero si las creemos y limitamos nuestro comportamiento en ello, muy probablemente, no vamos a avanzar y nos quedamos estancados, sin hacer mayor esfuerzo para acercarnos hacia lo que es importante para nosotros, es decir, nuestros valores.
En este sentido, pregúntate: ¿qué es importante para ti?, ¿qué vida estás dispuesto a vivir?, ¿de qué manera quieres vivirla? y ¿qué puede hacer para vivir la vida que quiere?, entonces es allí es donde con este reconocimiento puedes empezar a establecer acciones que te acerquen hacia lo que es importante para ti.
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