Maternidad y paternidad

¿Cuáles son los estilos de crianza que existen y cómo saber cuál es el indicado?

¿Cuáles son los cuatro tipos de estilos de crianza que existen?

Uno de los mayores deseos de los padres es brindar una buena crianza a sus hijos, pero ¿qué significa eso?

Se denomina crianza al acto y la consecuencia de alimentar y educar a un niño durante los primeros años de su vida. Esta tarea, que se les acuñe a los padres o tutores, está compuesta por un conjunto de conductas, pensamientos, emociones y actitudes reflejadas en los diferentes estilos de crianza que existen.

Para lograr una buena crianza es vital la interacción directa de los padres con los hijos. Por esa razón, es normal que pienses en cómo educar, en si quieres darle trascendencia a la manera en la que te criaron o quieres mejorar algunos aspectos. 

Para ayudarte en esa decisión, debes saber que según expertos de Hakuna Matata, los cuatro estilos de crianza, que se conocen hoy en día, tienen la finalidad de formar niños que tengan ciertas habilidades sólidas para la vida como:

  • Autoconocimiento
  • Empatía
  • Manejo de emociones y sentimientos
  • Toma de decisiones
  • Comunicación asertiva
  • Buenas relaciones interpersonales
  • Resolución de problemas
  • Buenos valores

Carmen Iglesias de LetsFamily.es destaca que en la actualidad, un modelo del que se habla mucho es el propuesto en 1983 por los psicólogos MacCoby y Martin, que se basa en dos ejes: la exigencia paterna hacia los niños y la disposición paterna a la respuesta. A partir de su interacción, quedan definidos cuatro estilos básicos de crianza:

  • Crianza autoritaria

En este estilo, los padres son inflexibles, exigentes y severos cuando se trata de controlar el comportamiento. Tienen muchas reglas, sin tener en cuenta la opinión de los hijos. Suelen ser los supervisores de sus hijos, todo el tiempo les dicen qué hacer y cómo hacerlo, exigen obediencia y autoridad. Están a favor del castigo, como forma de controlar el comportamiento de sus hijos, así que pueden existir casos de violencia física.

Otra característica es que no escuchan a sus hijos, son poco empáticos y su interés principal es que sigan sus reglas; ponen poca a atención a las necesidades y sentimientos de su pequeño y no generan un vínculo afectivo sano con ellos.

En ese sentido, los niños tienden a ser irritables, aprensivos, temerosos, temperamentales, infelices, irascibles, malhumorados, vulnerables al estrés y sin ganas de realizarse. Su desarrollo de personalidad también se ve marcado por la baja autoestima, la agresividad y la sumisión. Esta crianza se considera negativa.

  • Crianza democrática

Se basa en fomentar una relación cercana, amable y respetuosa con los hijos, en donde se escuchan las opiniones y los sentimientos de los más pequeños y se establecen límites y normas que se hacen cumplir con firmeza.

Si no se cumple con alguna norma o los límites se sobrepasan se emplean consecuencias, pero sin castigos severos para enseñar a los hijos a ser responsables de sus actos. 

De esta forma, los niños crecen con buena autoestima y manejo de sus emociones, tienden a ser amistosos, enérgicos, autónomos, curiosos, controlados, cooperativos y más aptos al éxito. Es un buen estilo.

  • Crianza permisiva

Los padres son muy cariñosos y amorosos, pero no establecen normas y límites claros y firmes, en ese sentido, son muy relajados, no exigen comportamientos adecuados y acceden a todos los caprichos de los hijos para evitar el llanto o las pataletas, aunque ellos terminan haciéndola.

Los niños criados bajo esta modalidad son consentidos, caprichosos, dominantes, impulsivos, rebeldes, agresivos, con baja autoestima, auto-control y con pocas motivaciones para realizarse con éxito, se muestran sin rumbo y les cuesta tener buenas relaciones interpersonales.

Es considerado como un estilo negativo, se debe buscar el equilibrio y no ser tan complacientes, ni autoritarios.

  • Crianza pasiva

La ausencia de los padres es característica en este estilo de crianza, se comportan con indiferencia, desinterés, rechazo y muestran poca accesibilidad. Por lo tanto, no existen límites y normas en el hogar y los encargados de la crianza resultan siendo los abuelos, tíos, primos, hermanos o cualquier otro miembro de la familia o amigo cercano.

Esta crianza termina generando impactos muy negativos en los niños por las carencias emocionales que se presentan de parte de sus padres. Presentan poca autoestima, poca confianza en sí mismos, poca ambición y buscan, a veces, modelos inapropiados a seguir para sustituir a los padres negligentes.

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