Ocho consejos para que los padres críen a sus hijas con seguridad, según una experta de Harvard

Kimberly Wolf, consejera escolar educada en Harvard y entrenadora de padres, escribió para la CNBC sobre su experiencia a la hora de ayudar a los padres a mejorar sus habilidades de comunicación, maximizar su impacto como padres y criar hijas inteligentes, seguras de sí mismas y decididas. 

Confiesa que se ha encontrado con muchos padres que se sienten perdidos y desconectados cuando se trata de criar a sus hijas; a tal punto que se preguntan a menudo si deberían quedarse al margen.

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Wolf habla de la paternidad autorizada, es decir, ser solidario y estar en sintonía con las necesidades de los hijos. Por ejemplo, si se da una conversación sobre algún tema importante escuchar sus pensamientos y ofrecerle orientación, es lo más recomendado. 

Así como crear pequeños momentos de conexión que le traerán beneficios positivos en sus relaciones, su salud mental, su rendimiento académico y su interacción en las redes sociales.

¿Cómo construir una relación sana padre e hija?

Esto implica prepararse para un escenario de conversaciones saludables y productivas: 

1. No te dejes intimidar por temas incómodos
   
   No se trata solo de enseñar lecciones relacionadas con el tema que esté sobre la mesa, sino de estar presente, de compartir sus puntos de vista y escucharla para que se sienta más amada, vista y apoyada.
   
   Wolf resalta que: “cuando se trata de hijas pequeñas, hablar con un padre que difiere en género, edad y experiencia la preparará para conversaciones de alto riesgo en sus relaciones personales y comerciales más adelante”. 
    
2. Haz presencia física
   
   En este caso no es necesario decir algo siempre, leer un libro cerca de ella o brindarle sus onces favoritas cuando está estudiando, es decirle que estás presente en su vida y disponible para hablar.
   
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3. Crea momentos de conexión
   
   Ten la iniciativa de elegir un plan para disfrutar juntos como leer, cenar, practicar algún deporte, ir a cine o viajar. Si vives separado de ella o viajas mucho por trabajo, llámala, envíale mensajes por correo electrónico o WhatsApp y haz video llamadas. El alcance de la tecnología también te permitirá jugar en línea con ella.
    
4. Aprovecha los momentos de aprendizaje 
   
   Si están viendo un programa de televisión y ves que la temática o situación se presta para comentar y conocer su opinión, hazlo. Así como si está con sus amigos y hablan de un tema en el que puedes aportar. Puedes hacerle preguntas y ofrecer tu sabiduría sobre cómo manejar una situación difícil.
   
   “Los niños son muy sensibles acerca de si sus padres se asustarán por algo - expresa Mitch Prinstein , profesor de psicología y neurociencia en la Universidad de Carolina del Norte - si saben que no reaccionarán de forma exagerada ni los juzgarán, será más probable que hablen abiertamente con ellos”.
    
5. Recuérdale los hábitos que quieres que ella adopte
   
   Envíale constantemente mensajes o WhatsApp sobre los hábitos saludables que quieres que adopte como que no acepte drogas, no se distraiga mientras maneja, se cuide del alcohol y las amistades negativas. 
   
   Los padres exitosos no ven esto como “sermonear” porque saben que cuanto más repiten sus valores y dan a conocer sus posiciones, más probable es que sus hijas adopten esas creencias en la edad adulta, incluso si parecen rechazarlas en la adolescencia.
    
6. Pon límite a tu trabajo
   
   Cuando dediques tiempo a tu hija, no recibas llamadas de trabajo o respondas un correo electrónico. Aléjate del computador y guarda tu teléfono. Incluso puede ser una regla para ambos.
   
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7. Fíjate en las pequeñas cosas
   
   ¿Cuál es su comida, libro (género), banda musical, aroma, color o pasatiempo favorito? Presta atención a sus gustos y busca oportunidades para demostrar que apoyas y aprecias sus características e individualidad.
    
8. No esperes hasta los fines de semana para hacer planes relajantes
   
   El estrés de la semana se puede gestionar a través de algún plan en la noche como ir a ver una película, a una exposición nocturna en un museo o cenar en un restaurante. 
   
   “Cuando estaba en la escuela secundaria mi papá me llevaba a los juegos de baloncesto en las noches. En la superficie, solo me estaba llevando a un juego, pero también me estaba ayudando a aprender a administrar mi tiempo. Esta tradición no solo benefició nuestra relación, sino que aumentó mi felicidad y me enseñó el valor del equilibrio entre el trabajo y la vida”, reflexionó Wolf.

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