¿Existe la depresión por una ruptura amorosa?
Vivir una ruptura amorosa suele ser un momento de gran dolor en la vida de una persona. Tras la ruptura, el duelo es el proceso que vivimos y no siempre tiene que ver con la depresión.
La ruptura amorosa es una experiencia que, por distintas circunstancias, puede ser muy dolorosa, incluso traumática. Cuando una relación llega a su fin, solemos tener profundos sentimientos de tristeza, dudas, desanimo por hacer cosas que antes disfrutábamos hacer, deseo de aislarnos, incertidumbre, entre otras. Todas estas emociones y conductas son frecuentemente asociadas al trastorno de estado anímico que llamamos “depresión”. Sin embargo, no existe una tipificación diagnóstica que permita hablar de “depresión por ruptura”, quizás esto se deba a que, muchos síntomas de la depresión se comparten con la vivencia que enfrenta una persona que ha vivido una ruptura amorosa, es decir, con el “duelo”.
El duelo, y no una depresión mayor, es lo que suele ocurrir tras una ruptura, siempre y cuando no se exceda la reacción que es considerada normal para estos casos.
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Depresión no es lo mismo que duelo (aunque eso pensemos)
Una depresión mayor puede diagnosticarse por distintos síntomas, que se presentan también durante el duelo, como los enumerados anteriormente, sobre todo cuando se dan de forma anormal en relación con la historia de quien sufre los síntomas, o con su permanencia. Pero la depresión no siempre tiene que ver con un evento específico de dolor, como sí es el caso del duelo.
Un evento de ruptura conlleva conductas y análisis de progreso en el afrontamiento del duelo distintos de un caso de depresión mayor. Y, aunque determinado evento de ruptura mal elaborado pudiede devenir en un cuadro de depresión mayor, lo que pasa más frecuentemente es, por lo general, que no estamos ante un cuadro de depresión sino ante un proceso de duelo. Y hemos de recordar que el duelo, mayoritariamente, no es un trastorno, sino un proceso completamente normal. Y sin embargo, no debemos de desatenderlo.
¿Etapas del duelo?
Mucho se ha hablado de unas “etapas del duelo”. Pero, antes de abordarlas, hemos de comprender, de entrada, que esta idea de sistematización sobre un proceso emocional como lo es el duelo nunca es una camisa de fuerza ni una verdad dada de una vez y para siempre; más bien ha sido una herramienta para intentar comprender, analizar y describir dicho proceso emocional, sin que ello signifique que deba cumplirse para todos los que sufrimos alguna vez una ruptura.
Dicho esto, las etapas que se suelen observar tras una ruptura amorosa son las siguientes:
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Negación: que suele estar vinculada a una no-reacción emocional, puesto que la ruptura que acabamos de tener no se ha comprendido aún como una situación real.
Ira: que suele asociarse a la reacción de frustración en la que la culpa o la rabia, hacia uno mismo o hacia el otro, son también frecuentes.
Negociación: donde puede aparecer una búsqueda de alternativas, considerarse el tan conocido: “qué hubiera pasado si”.
Depresión: por ser el momento de mayor declive emocional, donde se presentan los sentimientos de tristeza, desánimo, fatiga, apatía, falta o exceso de sueño, falta o exceso de apetito, etc.
Aceptación: aquí, el proceso de duelo tiende a culminar y, paso a paso, se llega a aceptar la forma de desvinculación afectiva y la nueva realidad a enfrentar.
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Cabe matizar, de nuevo, que estas fases no son ley, y no se cumplen de manera necesaria y continuamente progresiva en cada uno de nosotros. Cada quien tiene elaboraciones distintas del duelo. En ese sentido, no existe tal como como una “recaída”, puesto que el “progreso” en un duelo no es necesariamente lineal.
No obstante, como ya se mencionó, un duelo mal elaborado sí podría devenir en algún tipo de auténtica depresión, por lo cual es imperativo, a la hora de vivir un duelo, atender a nuestras emociones, asistir a terapia, informarnos sobre nuestra salud emocional y considerar siempre buscar ayuda cuando la necesitemos.